4. Evita juzgar las respuestas de los alumnos
Rowe hizo el siguiente descubrimiento: si el profesor hacía comentarios con juicios de valor, aunque fueran positivos -por ejemplo “bien hecho”-, estos afectaban de manera negativa a las actuaciones verbales de los alumnos incluso si el tiempo de espera era más prolongado. La persistencia en la tarea era mayor cuando había menos recompensas verbales. Cuando el profesor evalúa cada respuesta con un “sí”, “bien”, “más o menos”, etc., los alumnos tienden a razonar de la siguiente manera:
"El profesor ha dicho que está bien. Eso no es lo que iba a decir yo. Entonces, lo que iba a decir no está bien. Entonces, no voy a decir nada".
Haz preguntas abiertas que den lugar a una gran variedad de respuestas y contesta a los alumnos con comentarios que no excluyan las ideas alternativas. Por ejemplo:
"Gracias, es realmente interesante. ¿Qué otras ideas tenéis?"