CINCO PRINCIPIOS PARA HACER PREGUNTAS EFICACES

Sitio: Plataforma Aeducar CP Juan de Lanuza
Curso: EDUCACIÓN STEAM
Libro: CINCO PRINCIPIOS PARA HACER PREGUNTAS EFICACES
Imprimido por: Invitado
Día: sábado, 23 de noviembre de 2024, 18:45

1. Prepara preguntas que estimulen el pensamiento y el razonamiento

Las preguntas realmente eficaces están preparadas con antelación. Resulta muy útil preparar secuencias de preguntas que estimulen la reflexión por parte del alumnado y permitan profundizarla. Aquí mostramos una batería de posibles preguntas en cada etapa del proceso





Comenzar la investigación

¿Qué podría serviros en este caso de lo que ya conocéis?

¿Qué tipo de esquema os podría ser útil?

¿Podéis inventar una notación simple para eso?

¿Cómo podéis simplificar el problema?

¿Qué datos se conocen y cuáles no?

¿Qué podemos suponer?




Progresar en la investigación

¿Dónde habéis visto algo parecido antes?

¿Qué es inamovible y qué se puede cambiar?

¿Cuáles son las similitudes y las diferencias aquí?

¿Qué pasaría si yo cambiara esto... por esto...?

¿Es que este enfoque nos lleva a alguna parte?

¿Qué haréis cuando obtengáis esta respuesta?

No es más que un caso específico... ¿de qué?

¿Podéis formular alguna hipótesis?

¿Podéis dar algún contraejemplo?

¿Qué errores hemos cometido?

¿Podríais sugerir un modo distinto de hacerlo?

¿Qué conclusiones sacáis de estos datos?

¿Cómo podemos comprobar este cálculo sin volver a hacerlo entero?

¿Cuál es el modo práctico de recordarlo?




Interpretar y evaluar los resultados de una investigación

¿Cuál es la mejor manera de presentar vuestros datos?

¿Es mejor utilizar este tipo de gráfico o aquel? ¿Por qué?

¿Qué modelos observáis en estos datos?

¿Qué razones pueden determinar la existencia de estos modelos?

¿Podríais darme una explicación convincente de esta afirmación?

¿Creéis que esta respuesta es razonable? ¿Por qué?

¿Cómo podéis estar seguros al 100% de que es verdad? ¡Tenéis que convencerme!

¿Qué pensáis del argumento de Ana? ¿Por qué?

¿Qué método sería mejor utilizar en este caso? ¿Por qué?

 



Comunicar las conclusiones y reflexionar sobre ellas

¿Qué método habéis utilizado?

¿Qué otros métodos habéis considerado?

¿Qué método era el mejor? ¿Por qué?

¿Qué método era el más rápido?

¿Dónde habéis visto problemas de este tipo antes?

¿Qué métodos habéis visto últimamente? ¿Eran aplicables en este caso?

¿Qué estrategias útiles habéis aprendido para la próxima vez?

 

2. Haz preguntas de tal modo que todo el mundo participe

 Es muy importante que todo el mundo reflexione sobre las preguntas planteadas. A continuación se presentan tres formas para conseguirlo que han sido probadas por distinto profesorado:

  • Establecer la regla “no se levantan las manos”:  Cuando se levantan varias manos, algunos alumnos dejan de pensar porque saben que el profesor no va a preguntarles. Por otro lado, los alumnos que levantan la mano también dejan de pensar ya que tienen una respuesta preparada. La técnica "no se levantan las manos" anima a todo el mundo a seguir pensando porque el profesor puede pedir a cualquiera de ellos que responda.
  • Hacer preguntas que provoquen una cadena de respuestas: En vez de plantear preguntas que requieran una respuesta correcta específica, pide ideas y propuestas: "¿Cómo podemos empezar a trabajar con eso?", "¿Qué podríais comentar con respecto a eso?" Así, todo el mundo será capaz de dar una respuesta.
  • Evitar el “ping-pong” profesor – alumno – profesor – alumno: Anima a los alumnos a escuchar las respuestas de los demás y responder a ellas. Intenta seguir un modelo tipo profesor – alumno A – alumno B – alumno C – profesor.

Distribuir el espacio del aula para fomentar la participación Piensa dónde están sentados los alumnos, ¿hay algunos que no escuchan bien? ¿Todos los alumnos ven y escuchan bien al resto de sus compañeros para poder responder a las intervenciones de otros estudiantes? Si existe tal posibilidad, muchas veces resulta más eficaz que las mesas estén puestas en forma de U.

3. Deja a los alumnos tiempo para pensar

El intervalo de tiempo entre la pregunta del profesor y la respuesta a esa pregunta, a una pregunta adicional o a un comentario se conoce como el “tiempo de espera”. Según Rowe, para muchos profesores el tiempo de espera es de menos de un segundo Según los resultados de las investigaciones, cuando el profesorado aumenta este tiempo de tres a cinco segundos, los alumnos empiezan a:

  • dar respuestas más largas con más confianza;
  • dar respuestas más inesperadas, pero apropiadas;
  • dar explicaciones más diversas y alternativas;
  • relacionar sus respuestas con las de otros alumnos.

Aumentar el tiempo de espera no es fácil. El silencio en el aula puede resultar difícil de aguantar. Aquí van algunos consejos para conseguirlo:

  1. Habla con los alumnos sobre el 'tiempo de espera'. Asegúrate de que tus alumnos saben que deben tomarse su tiempo para pensar antes de contestar. 
  2. Utiliza la técnica "Piensa – Comenta con el compañero - Comparte". Haz la pregunta, deja a los alumnos 30 segundos para pensar y luego 30 segundos más para que comenten la respuesta con un compañero. Transcurrido este tiempo cada uno debería tener una respuesta preparada, y los alumnos deberían saber que el profesor puede pedir a cualquiera de ellos que diga lo que piensa.
  3. Utiliza las hojas individuales. Deja a los alumnos 30 segundos para que piensen en el problema y di que apunten las soluciones en sus hojas individuales. Luego proponles que compartan sus ideas para empezar a resolver el problema.

4. Evita juzgar las respuestas de los alumnos

Rowe hizo el siguiente descubrimiento: si el profesor hacía comentarios con juicios de valor, aunque fueran positivos -por ejemplo “bien hecho”-, estos afectaban de manera negativa a las actuaciones verbales de los alumnos incluso si el tiempo de espera era más prolongado. La persistencia en la tarea era mayor cuando había menos recompensas verbales. Cuando el profesor evalúa cada respuesta con un “sí”, “bien”, “más o menos”, etc., los alumnos tienden a razonar de la siguiente manera:

 "El profesor ha dicho que está bien. Eso no es lo que iba a decir yo. Entonces, lo que iba a decir no está bien. Entonces, no voy a decir nada".

Haz preguntas abiertas que den lugar a una gran variedad de respuestas y contesta a los alumnos con comentarios que no excluyan las ideas alternativas. Por ejemplo: 

"Gracias, es realmente interesante. ¿Qué otras ideas tenéis?"

 

5. Realiza un seguimiento de las respuestas de los alumnos para estimular un Pensamiento aun más profundo

 Los siguientes enfoques animan a los alumnos a seguir pensando y dialogar:


Pide a los alumnos que repitan su explicación

¿Podrías decirlo otra vez?


Invita a los alumnos a colaborar

¿Podrías hablar un poco más de esto?


Reta a los alumnos para que razonen

¿Podrías explicar por qué esto funciona?


Anima a dar respuestas alternativas

¿Podrías decirme algún otro modo de hacerlo?


Apóyate en el interés no verbal

Asiente con la cabeza, haz un movimiento de mano para indicar que quieres que continúe...


Anima a los alumnos a especular

¿Qué pasaría si...?


Propón afirmaciones desafiantes

Algunas personas del grupo han dicho... ¿tenían razón?


Permite ensayos de respuesta

Primero comprueba la respuesta con tu compañero.


Anima a los alumnos a hacer preguntas

¿Alguno de vosotros quiere hacer una pregunta a acerca de esto?


Pide a los alumnos que piensen en voz alta

¿Lo puedes desarrollar paso por paso?


Anima a los alumnos a establecer conexiones

¿Os acordáis de algo más que hayamos hecho de esta manera...?

Piensa en voz alta con los alumnos

Vamos a pensarlo juntos...